Si pensaste que el aceite de argan era el máximo de los secretos de belleza para los marroquíes, te equivocaste. Hemos descubierto algunos de los tratamientos más poderosos, pero hay muchos otros que las mujeres de Marruecos se están guardando. Aquí los revelamos todos.
El Hammam
El Hammam es un baño abierto, donde los nativos van al menos una vez a la semana para un tratamiento de limpieza ritual. El tratamiento involucra aromaterapia, desintoxicación y masajes usando ingredientes marroquíes claves como el aceite de argan y otros. El Hammam se supone que fomenta la circulación, libera toxinas y purifica la piel. De cualquier manera, ¿masajes cada semana? Suena increíble!
Jabón africano negro
Este jabón es popular en muchas partes de Africa, incluyendo Marruecos. Entre sus beneficios destacan que se encuentra repleto de vitamina E (increíble para tu cutis) y tiene propiedades antimicrobiales. Además, huele delicioso!
Aceite de rosas
Las mujeres marroquíes usan pétalos frescos de rosas para crear un número de productos de belleza, incluyendo agua de rosas para tonificar. El aceite de rosa, o Rosa Marroquí, es considerado uno de los aceites esenciales más fuertes para relajar y aliviar males. Cuando es aplicado en la piel, la deja suave y radiante.
Té verde con menta
El té verde con menta es tu nueva bebida energizante. Es alta en antioxidantes, haciéndola un anti-envejecimiento efectivo, al igual que un excelente tratamiento para las cicatrices. También contiene cafeína, lo que lo hace un muy buen sustituto a tu latte matutino.
Arcilla verde
La arcilla verde es una máscara increíble que limpia a profundidad y absorbe exceso de óleos en tu piel. Usa esta arcilla para exfoliar y revitalizar la piel de tu cara, pecho y espalda.
Perfume sólido
El perfume sólido marroquí es como nada que hayas probado antes. Vienen en bloques pequeños de colores, y cuando los frotas contra tu piel, te dejan un olor que dura todo el día. Son altamente fragantes y duran años, por lo que no es necesario estar constantemente reponiéndolo. Increíble, ¿no?