De acuerdo con The Atlantic, es posible explicar nuestros hábitos de compra impulsiva en la ciencia. Un artículo de esa revista ahondó en profundidad sobre por qué la compra de artículos de bajo costo es una actividad adictiva y compulsiva, con evidencia neurológica que lo respalda.
En un estudio realizado el 2007, los investigadores examinaron los cerebros de un grupo de personas que hicieron diferentes decisiones de compra. Encontraron un aumento importante en la cantidad de placer que se obtiene por simplemente mirar un objeto deseado, más aún al averiguar que éste tiene un precio accesible y como última instancia al comprar el producto.
“Esto se ve mucho con la ropa, y es lo que se llama “utilidad transaccional”, dice Tom Meyvis, profesor de marketing en el NYU Stern School of Business y experto en psicología del consumidor. “Parte de la alegría que recibes al realizar una compra no es sólo por aquello que adquiriste que realmente te gusta y vas a usar, sino que también es sentir que hiciste un buen negocio”, explica.
Así que no es raro que las marcas de moda rápida o fast fashion como Zara y H&M hayan reportado ventas récord el año pasado. Las etiquetas con precios tentadores sumados a la ropa y accesorios de moda, es la mezcla perfecta para incitar a compras impulsivas que al ser accesibles se hace demasiado bueno como para poder resistir.