La ducha es una parte esencial de una rutina saludable, pero dependiendo de la temperatura, el tiempo que pasas bajo el agua puede ofrecer distintos beneficios. Te guste fría o caliente, es importante que sepas cómo tu rutina de ducha puede afectar tu salud.
Sigue leyendo por que aquí te contamos los beneficios tanto del agua fría como caliente!
Ducha caliente.
– Las duchas calientes pueden aliviar la tensión y relajar los músculos rígidos. Si tienes una cabeza de ducha poderosa, aún mejor! Deja que el agua caliente te haga un mini masaje en los hombros, el cuello y la espalda.
– Estudios han demostrado que tomar una ducha caliente puede aumentar los niveles de oxitocina y calmar la ansiedad. Cualquiera que esté trabajando contra el estrés puede usar más de la hormona del amor a su favor!
– Una ducha caliente también actúa como descongestionante natural para aliviar los síntomas del resfrío, ya que el vapor caliente hidrata los conductos nasales.
– ¿Tienes un poco de fiebre? Una ducha caliente podría ser todo lo que necesitas para terminar con esa fiebre y ayudar a que tu temperatura vuelva a la normalidad.
Ducha fría.
– Las duchas frías – con lo insoportables que pueden ser – son en realidad muy buenas para nuestro cuerpo! Poner tu ducha fría durante los últimos cinco minutos puede ayudar a hacer un “shock” para despertar tu cuerpo. Este cambio instantáneo en la temperatura de tu cuerpo alivia la fatiga y aumenta el estado de alerta mental.
– Una ducha fría de unos dos a tres minutos, una o dos veces al día, es recomendada por investigadores como un tratamiento para la depresión. Sólo asegúrate de comprobarlo antes con tu doctor.
– Desde un lado más superficial, las duchas frías son mejores para el pelo y la piel. Mientras que una ducha caliente los puede secar, las duchas frías hidratan y ayudan a las puntas abiertas y la piel seca.