Qué Tan Seguido Deberías Limpiar Tu Casa Según La Ciencia

Si has estado evitando la limpieza de tu casa durante el último tiempo, te contamos que no estás sola. Para la mayoría, el pensamiento de limpiar las alfombras, el refrigerador o el colchón, puede sonar una de las tareas más aburridas. Sin embrago, existe una frecuencia con la que deberías limpiar los típicos objetos que componen nuestra casa, porque aunque no lo creas, tu hogar puede albergar un montón de bacterias…

 

 

1. Microondas.

Frecuencia: Todas las semanas. 

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Durante años, el conocimiento convencional era que la cocción de alimentos en el microondas era una gran manera de matar las bacterias y que era seguro para comer. Si eres culpable de dejar pasar días sin limpiar el microondas, tenemos una noticia preocupante para ti: Un nuevo estudio sugiere que podría ser un mito, por lo que tener tu microondas libre de salpicaduras de comida es crucial. La recomendación es limpiarlo una vez a la semana y luego hacerle limpieza profunda dos veces al mes. Prueba este truco de limpieza: Mezcla media taza de agua con media taza de vinagre blanco en un recipiente apto para microondas. Ponlo dentro del microondas en alta temperatura hasta que veas que empieza a vaporizar y luego limpia el interior con una esponja. ¿Fácil, verdad?

 

 

 

2. Tina.

Frecuencia: Todas las semanas.

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El wc tiene la reputación de ser una de las zonas más sucias del baño, pero de acuerdo a una nueva investigación, no tiene tanta diferencia con la tina o ducha. Elizabeth Scoot, co-directora del Centro de Higiene y Salud en el Hogar y la Comunidad en el Simmons College en Boston, comparó las bacterias que encontró en las tinas con las de los botes de basura. Scoot encontró bacterias que son causantes de infecciones a la piel en el 26% de las tinas del estudio, en comparación con sólo un 6% de los basureros. Sí, la tina es oficialmente más sucia que el bote de basura. El veredicto: tienes que limpiar la tina con la misma frecuencia que el wc, idealmente todas las semanas.

 

 

 

3. Sábanas.

Frecuencia: Cada una o dos semanas. 

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Sorprendentemente, descubrimientos recientes sugieren que las sábanas de tu cama no son tan sucias como podrías pensar. “Hemos hecho un estudio que mostró que no reciben tanta exposición a los ácaros del polvo como se pensaba”, dijo Euan Tovey, jefe del Grupo de Investigación de alérgenos en el Instituto Woolcock de Investigación Médica. Dijo que estamos sometidos a los ácaros del polvo cada vez que estamos en movimiento, y no sólo cuando estamos en la cama. Pero antes de que olvides lavar tus sábanas, toma nota: Los resultados varían dependiendo de tu rutina de sueño. Si no te duchas después del trabajo, opta por lavar tus sábanas cada una o dos semanas en agua caliente.

 

 

 

4. Refrigerador.

Frecuencia: Todos los meses. 

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Prepárate: Los científicos dicen que los cajones de verduras contienen 750 veces el nivel seguro de bacterias, convirtiéndose en uno de los principales lugares para limpiar con regularidad. No esperes un recordatorio anual de limpieza, esto merece atención mensual.

 

 

 

5. Computador.

Frecuencia: Todas las semanas.

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Un gran número de personas come el almuerzo en su escritorio, por lo que los teclados del computador se convierten en un caldo de cultivo para las bacterias. Un estudio encontró que los teclados albergan cinco veces las bacterias que se encuentran en el asiento del wc, pero el 10% de las personas nunca los limpian. Hazte un tiempo cada viernes para limpiar tu escritorio con spray desinfectante. También pon atención en el mouse, y usa un cotonito humedecido con alcohol para limpiar el espacio entre las teclas.

 

 

 

6. Almohadas.

Frecuencia: Cada tres meses.

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Las fundas de almohadas pueden ayudar a proteger tu cama de los ácaros del polvo y la suciedad diaria, pero no te olvides de lavar las almohadas mismas, idealmente cada tres meses. Dependiendo de tus alergias, debes cambiar las almohadas tan seguido como cada seis meses, aunque para la mayoría de las personas está bien mantenerlas durante unos tres años.

 

 

 

7. Alfombras.

Frecuencia: Cada 6 a 12 meses.

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No nos gusta tener que decírtelo, pero la aspiradora no cuenta como la limpieza profunda de alfombras. Si no usas vapor con regularidad para limpiar los pisos, las investigaciones sugieren que podrías estar dañando tu salud. La calidad del aire interior puede ser de 8 a 10 veces peor que la calidad del aire exterior, si no se limpia el suelo, las cortinas y se deja entrar aire regularmente. Y eso no es todo. Otro estudio sugiere que tu alfombra podría contener hasta 200.000 bacterias por cada 3 centímetros cuadrados. ¿No te hemos convencido todavía? Opta por una limpieza profesional cada 6 a 12 meses o con mayor frecuencia aún si tienes mascotas.

 

 

 

8. Colchón.

Frecuencia: Cada dos meses.

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Es posible lavar regularmente tu ropa de cama, pero ¿qué pasa con tu colchón? Aunque no lo creas, los colchones deben ser lavados cada dos meses y así mismo su protector. El truco de limpieza: Espolvorear el colchón con bicarbonato de sodio para absorber los olores, luego pasa la aspiradora y termina por rociar desinfectante para matar las bacterias.

 

 

 

9. Cubiertas de la cocina.

Frecuencia: Todos los días. 

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Si eres cocinera regular, es probable que ya limpies las superficies de tu cocina diariamente. Eso es un gran comienzo, pero hay algunas zonas clave en las que te tienes que enfocar. Según los expertos, las cubiertas son más sucias en la zona del lavaplatos, porque las personas tienden a usar esponjas contaminadas con comida. Asegúrate de limpiar las superficies diariamente y cambiar las esponjas de cocina y los paños cada semana.

 

 

 

10. Toallas.

Frecuencia: Cada tres usos. 

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¿Con qué frecuencia lavas las toallas del baño? Si la respuesta es cada una o dos semanas, la ciencia sugiere que esto no es suficiente. Los investigadores han encontrado que se deben lavar después de sólo tres usos para así eliminar las millones de células muertas de la piel.

5 Tips Para Limpiar Tu Closet Que No Habías Oído Antes

El cambio de temporada es el momento ideal para hacer un orden y limpieza en nuestro closet. Es común que acumulemos ropa que no usamos hace meses y no nos demos cuenta. Para evitar este exceso, te dejamos cinco originales tips que te ayudarán. Seguramente nunca los has oído antes!

 

 1. Prueba con el método de la cinta

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Ata una cinta en la barra de tu closet, justo a un lado de todas tus perchas con ropa. A medida que sacas una prenda para usar, luego ubícala al otro lado de la cinta. Después de un par de meses podrás reconocer los objetos que no usas (los que no se han trasladado al otro lado de la cinta) y por lo tanto, eso es lo que debes regalar.

Un consejo adicional: Agrupa las prendas entre ellas, es decir las chaquetas juntas, vestidos juntos, etc, esto te ayudará a mantener el orden.

 

 

 

2. Prueba el método “fuera de la vista, fuera de la mente”

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Si tienes ciertos artículos que sabes que no usas nunca pero no te atreves a regalarlos, prueba poniéndolos en una bolsa y guárdalos en la parte de arriba de tu closet. Si después de algunos meses te das cuenta que necesitas alguno de ellos, rescátalo, el resto ya los puedes regalar.

 

 

 

3. Método del número máximo de ganchos

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Este puede resultar un poco más agresivo o radical, pero es muy eficaz si realmente necesitas una limpieza de closet. Apégate a un número máximo de ganchos que puedes tener en un tu closet. Cuando las prendas ya no caben en ellos, es hora de hacer una limpieza en tu armario.

 

 

4. Método de las etiquetas

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Lo cierto es que a todas nos encanta esa especie de ritual de sacarle las etiquetas a las prendas que compramos luego de un día de shopping. Este método se trata de que te aguantes y no las saques hasta que realmente uses la ropa. Si ya han pasado varios meses y ves que la etiqueta sigue puesta, todo parece indicar que esa prenda no la vas a usar jamas, por lo que regalarla es una buena alternativa.

 

 

5. Método “uno entra y otro sale”

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Tal como lo dice su nombre, este método se trata de que una vez que incorporas una nueva prenda a tu closet, corresponde que regales una antigua. Si compras un nuevo par de pantalones, antes de colgarlo preocúpate de sacar uno antiguo. De esta forma nunca tendrás más cosas de las que realmente necesitas y de las que tu armario puede aguantar.

 

 

 

Como bonus track te dejamos este video para que aprendas a organizar tu ropa interior dentro de un cajón. Atención!

Brilla Como Un Diamante: Un Simple DIY Para Limpiar Tus Joyas

Cuando tu joya favorita ya no brilla como antes, en vez de comprar una costosa solución de limpieza, o de llevarla al joyero para que la limpie, prueba este DIY últra fácil. Usando ingredientes que ya tienes en la despensa, esta preparación cuesta centavos y no usa químicos fuertes – sólo el poder de la ciencia. Y puedes reutilizar tu viejo cepillo de dientes frotando suavemente tus joyas después de enjuagarlas. Y antes de que lo notes, tus joyas favoritas estarán brillando como nuevas!

 

Qué necesitarás:

– Bowl pequeño.

– 1 cucharada sopera de sal.

– 1 cucharada sopera de bicarbonato de sodio.

– 1 cucharada de té de detergente de loza.

– 1 taza de agua caliente.

– Papel de aluminio.

– Toallas de papel.

– Cepillo de dientes viejo.

 

Instrucciones:

1. Junta todos los elementos que necesitarás para hacer el limpiador. El detergente de loza es el arma secreta para remover la grasa. La sal, bicarbonato y papel de aluminio hacen un intercambio químico llamado transferencia de iones, el cual, limpia de forma natural los metales.

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2. Cubre el bowl con el papel de aluminio, y luego echas en el interior, la sal, bicarbonato y detergente. Luego añades el agua caliente y observas como burbujea el líquido. Echa tus joyas y déjalas remojando en el limpiador por 10 minutos.

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3. Saca las joyas de la mezcla y usa el cepillo de dientes para frotar suavemente al rededor de los detalles (como hendiduras, puntas, grabados) en las joyas, o piedras preciosas. Probamos este limpiador en oro, plata, acero, diamantes, y otras gemas con resultados impecables. Enjuaga después de limpiar y seca tus joyas con toallas de papel.

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4. Y voilá! Amarás como se ven tus joyas después de esta limpieza rápida, que además puedes repetir una y otra vez!

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Trucos Suavizar Tus Poleras De Algodón

No hay nada más cómodo que una suave y esponjosa polera de algodón recién comprada. Lo triste sin embargo es que luego de unas lavadas, tu querida polera comienza a apelotillarse y ponerse muy áspera, condenandose al fondo de tu closet para dar paso a otra nueva prenda regalona. Tenemos la solución para traerlas devuelta a la vida!

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Cómo Limpiar Tu Clóset En 6 Pasos

Llego la primavera y es tiempo de hacer una limpieza de clóset con el cambio de temporada. Limpiar tu clóset puede ser muy difícil!! Por lo menos para mí lo es!! Quieres eliminar cosas, pero siempre hay algo que te es imposible de regalar. Por qué?  Tu ropa no es sólo algo que te pones, también es una forma de expresión personal, lo que significa que muchas veces estamos llenas de prendas con las que nos encariñamos y que significan algo para nosotras. Si, eso está bien, pero tampoco quieres terminar con una casa digna de programa de televisión a la que van expertos para deshacerse de tu basura. Llego la hora de tomar desiciones difíciles y limpiar tu clóset.

Aquí te tengo 6 simples preguntas que puedes hacer para cada prenda y ver si debes dejártela o regalarla!

 

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Cher Horowitz sabe de lo que estamos hablando!

 

1. Te gusta?

Si: Sigue al paso Nº2.

No: Deshazte de él. Dónalo a la caridad, o si está en buen estado, puedes tratar de venderlo.

Peligro de racionalización: “No lo amo, pero es algo bueno para tener.” Por qué? Si no lo amas, nunca vas a querer usarlo de verdad. Sólo ocupará espacio en tu clóset y contribuirá al clásico sentimiento de no tengo nada que ponerme a pesar de que tu clóset esté lleno.

 

 

2. Si está manchado?

Si: Ve si la mancha se puede sacar fácilmente. Es suciedad o es que está arruinado? Valdrá la pena llevarlo a la tintorería a ver si allá logran sacar la mancha? Esas manchas bajo los brazos saldrán o ya están impregnadas?

No: Sigue al paso Nº3.

Peligro de racionalización: “Da lo mismo, nadie se va a dar cuenta. Es sólo un poco de desodorante bajo el brazo/raya de lápiz en la manga.” Si ese es el caso, llévalo a la tintorería o prueba este truco. Si las manchas no salen, es hora de despedirte. Si tú notas las manchas, el resto también lo hará e incluso si no lo hicieran, de verdad quieres usar ropa que esta manchada? No comprarías algo que viene manchado, así que por qué guardarlo?

 

 

3. Está desteñido?

Si: Deshazte de él.

No: Sigue al paso Nº4.

Peligro de racionalización: “Igual es algo útil. Lo puedo usar dentro de la casa.” Incluso, si te encanta andar dentro de tu casa en ropa desteñida y poleras viejas, seguro hay un par que usas siempre y el resto sólo está ocupando espacio. No necesitas 20 poleras para estar en la casa. Y tampoco necesitas 6 “Pequeños Vestidos Negros” (Little Black Dress) que ya no son tan negros. Déjalos ir.

 

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4. Está apelotillado, roto o deshilachado?

Si: Revisa si tú o una costurera o sastre pueden arreglar el problema fácilmente. Si se puede, sigue a la pregunta al paso Nº4 y recuerda separarlo del resto para llevarlo a que lo reparen. Si no se puede parchar fácilmente, entonces dile adiós.

No: Sigue al paso Nº5.

Peligro de racionalización: “Me voy a hacer el tiempo para arreglarlo un día. Justo ahora no puedo.” Sé honesta contigo misma (este es mi clásico error). Si no vas a usar tu tiempo para arreglarlo o gastar dinero en que otra persona lo haga, deshazte de él y punto. Con una afeitadora puedes sacar las pelusas de tus sweaters, un sastre puede arreglar fácilmente una basta rota, y tú misma puedes cortar las hilachas con una tijera. Si sabes que no vas a hacer nada de esto, entonces chao.

 

 

5. Te queda bien?

Si: Sigue al paso Nº6.

No: Deshazte de él.

Peligro de racionalización: “Antes me quedaba bien/seguro me quedara bien.” Si hacer que algo te quede bien es cuestión de llevarlo al sastre y hacer algunos ajustes, Ok, no hay problema. Pero no te quede con ropa que te queda demasiado chica o que te queda muy mal y que será muy difícil de arreglar. No importa si está nueva, o si te costó mucho dinero, o si está súper de moda. Si no te quda bien, no lo vas a usar asíque regálalo!

 

 

6. Cuando fue la última vez que lo usaste?

Menos de un año: Guárdalo! Está en buen estado y lo sigues usando. Es probable que ahora lo uses mucho más ya que no tienes “basura” estorbando en tu clóset.

Más de un año: Si llegaste a la pregunta Nº6 y te das cuenta de que no has usado esa prenda en más de un año, no la botes; sepárala. Dóblala, ponla en una bolsa, y guárdala en un cajón o bajo tu cama (Yo las guardo en bins plásticos transparentes en mi bodega). Es un ítem que está perfecto. Puede ser que ahora no lo uses mucho, y no hay problema, pero no por eso vas a eliminarlo o dejarlo en el clóset con la ropa que ahora usas más. Ponle una marca con la fecha en la bolsa y revisa en seis meses más o un año. Puede que vuelvas a usarlo o que te des cuenta de que en realidad ya no te gusta para nada y te deshagas de él.

Peligro de racionalización: “No necesito guardarlo. Sé que no lo uso tan seguido y ya es suficiente.” No lo es! Necesitas dejar de verlo por un tiempo para darte cuenta si te gusta o no. En serio, me ha pasado! Guárdalo. Lo estás guardando para concentrarte en las prendas nuevas que te fascinan y usas más. Aunque eso signifique que te quedes con 15 prendas.

 

Messy Closet

 

Source: Marie Claire y Cosmopolitan