El estrés está bien en pequeñas dosis: es la respuesta natural de nuestro cuerpo a una amenaza. Pero si te sientes perpetuamente estresada, puede tener consecuencias negativas para tu cuerpo y tu mente. Uno de estos efectos secundarios: el aumento de peso.
En tiempos de estrés, nuestros cuerpos liberan cortisol, la hormona del estrés. Por sí solo, el cortisol no causa aumento de peso. Es una hormona catabólica que causa la pérdida de peso al descomponer los músculos y la grasa. Pero eso, desafortunadamente, no significa que más estrés sea igual a una pérdida de peso. El cortisol es realmente un estimulante del apetito, lo que explica por qué cuando estás estresada, te dan más ganas de comer.
Subir de peso debido al estrés es muy común, y en realidad hay razones fisiológicas por las que tendemos a comer más y anhelamos más alimentos poco saludables cuando pasamos por estos períodos. Cuando comes este tipo de alimentos, tu cerebro libera dopamina. La dopamina activa los centros de recompensa y placer en nuestros cerebros. Este es un ciclo continuo que conduce a un aumento del apetito y los antojos, que a su vez pueden conducir al aumento de peso.
El estrés crónico también puede hacer que tus glándulas suprarrenales se vuelvan locas. Las glándulas suprarrenales son responsables de la liberación de cortisol, pero pueden agotarse si estás constantemente estresada.