Todas tenemos características que nos hacen sentir incómodas cuando crecemos. Y a pesar de que Emma Watson nos puede parecer absolutamente perfecta, también tiene sus inseguridades…
Cuando era más pequeña, Emma odiaba sus cejas gruesas. “Solía odiar tener cejas prominentes. A los nueve años quería sacármelas con desesperación y dejarlas como dos líneas delgadas…” Buena cosa que no lo hizo, porque aparentemente aprendió más adelante a apreciarlas: “Aprendes a aceptar esas cosas. Mi madre trataba desesperadamente de hacerme entender que le daban personalidad a mi rostro,” explicó.
Emma también recuerda que trataba intensamente no ser como su personaje Hermione Granger de la serie Harry Potter. “Siento como que pasé mucho tiempo pretendiendo que no era como Hermione. Y en realidad, lo soy. Finalmente he aprendido a aceptarlo.”
Así que ya sabes, no eres la única con características que le cuesta aceptar.