Sin embargo, mientras que sí trae un montón de beneficios para el funcionamiento correcto de nuestro cuerpo, no está demostrado que beber más agua hidrate más la piel. Pero sí hay otros consejos que realmente hacen que tu cutis luzca ese “glow” que tanto queremos.
1. Hidratación cutánea.
Depende de dos gestos importantes: Uno, evitar agentes irritantes y/o deshidratantes que puedan alterar la capa lipídica y disminuir la hidratación. Y dos, aportar agentes hidratantes normalmente en forma de cremas hidratantes o emolientes.
2. Usas cosméticos con fórmulas con algún retinoide o ácido glicólico.
Actúan renovando la piel que, en consecuencia, aparece más hidratada. Los antioxidantes, como la vitamina C o el ferúlico, al contrarrestar la oxidación cutánea, también favorecen un aspecto luminoso e hidratado. Y, por último, el ácido hialurónico, una buena molécula para hidratar, aunque debido a su gran tamaño no pasa la barrera cutánea, quedándose en la capa más superficial.
3. Inyecciones de ácido hialurónico.
Esta molécula tiene una gran capacidad de captar agua proporcionando una hidratación inmediata. También los peelings, al renovar las capas más superficiales de la piel, proporcionan una regeneración de la barrera cutánea y mejoran la hidratación.
4. Cuidado con el agua caliente.
Porque al eliminar la capa lipídica, irrita la piel y produce deshidratación. Por eso, mejor evitar las duchas con agua muy caliente, y usar productos que no alteren la barrera cutánea, como aceites de ducha, syndets o agua micelar. Inmediatamente después, usar una crema hidratante.
Por el contrario, el agua fría produce vasoconstricción, mejorando la microcirculación de la piel, aunque el efecto es moderado.
5. La dureza del agua también afecta la piel.
Hay zonas donde el agua es muy dura. Eso significa que tiene un pH muy elevado, que puede alterar la barrera cutánea. Esto se nota especialmente en las pieles más sensibles.
En resumen, lo mejor que podemos hacer por nuestra piel es cuidarla: Primero, aplicando protección solar, ya que la radiación solar provoca manchas y empeora la función barrera. Segundo, utilizando productos que renueven e hidraten la piel; y por último, utilizar agentes antioxidantes que contrarrestan el daño diario causado por el estrés o la contaminación, entre otros. Ninguno de estos tres consejos nos exime de tomar dos litros de agua, porque puede que la piel no lo aprecie demasiado, pero el cuerpo lo agradecerá.