Esa superficie suave y granular proporciona una excelente resistencia, así que es una forma económica de mantenerte firme con tu entrenamiento. Si tienes pensado ir a la playa y quieres ejercitar, aquí te contamos lo que necesitas saber.
1. Elige unas zapatillas.
No necesitas un estilo específico de zapatillas para correr en la playa, pero trata de dedicar un par sólo para eso y así no tener que intentar la tarea imposible de tener que sacarles toda la arena después del entrenamiento.
2. O corre sin zapatos.
Correr descalza te permite usar los dedos de los pies para agarrarte al suelo, proporcionando un gran entrenamiento para tus pies y pantorrillas. Solo ten cuidado, porque correr en superficies irregulares puede aumentar el riesgo de esguinces y tendinitis. Elige la superficie más limpia y plana que puedas encontrar. Parte caminando y luego gradualmente empieza a correr para evitar tensar tus músculos. Luego alterna caminando y corriendo si lo sientes necesario.
3. Empieza en la arena mojada.
La primera vez que corras en la playa, hazlo en la arena húmeda y firme. Haz intervalos de correr sobre la arena suelta de uno a dos minutos y luego cambia a caminar sobre la arena dura y húmeda durante cinco minutos para recuperarte.
4. No esperes correr a tu ritmo habitual.
Correr sobre arena es mucho más desafiante que hacerlo sobre el pavimento o la cinta de una trotadora, por lo que deberías reducir la velocidad hasta que acumules fuerza y resistencia.
5. Protégete de los rayos UV.
No te olvides de protegerte contra el sol con un factor alto, o si prefieres, también puedes usar una camiseta liviana de manga larga si eres propensa a las quemaduras solares. Un gorro te protege los ojos del reflejo del sol en el agua.
6. Termina descalza.
Cuando termines tu entrenamiento, antes de elongar, sácate las zapatillas y camina descalza por la playa por algunos minutos para fortalecer los pies y tobillos. Además, la arena es ideal para exfoliar los pies callosos.