En nuestra sociedad la tradición del anillo de compromiso es algo que tenemos muy interiorizado, como una forma romántica de ofrecer protección, compañía y felicidad mutua para dos personas que quieren compratir sus vidas. Pero la verdad es que el origen de este regalo no proviene de un sentimiento romántico, sino que más bien de una especie de seguro…
El origen de la tradición…
A principios del siglo pasado, desde los años 1900, se esperaba que las mujeres se casaran vírgenes, y es por eso que cuando una pareja de novios tenía relaciones sexuales antes de casarse y luego el matrimonio no se concretaba, la mujer quedaba en una situación bastante complicada, y se le consideraba como un bien de menor calidad.
Esta situación de inseguridad condujo a que se creara una ley en los Estados Unidos para proteger a las mujeres, llamada “Breach of promise to marry” algo así como ” promesa de seguro en el noviazgo” que básicamente consistía en que si una mujer virgen y con promesa de matrimonio, era dejada en el altar, podía demandar por bienes materiales al novio, de esa forma no quedaba en una posición social tan nefasta.
Hacia 1930 se llegó a la conclusión de que la ley era muy anticuada y se decidió suprimir, h¡junto a varias otras leyes de diferentes aspectos que no encajaban con la modernidad, quedando nuevamente estas mujeres en una situación complicada.
El anillo como seguro…
Dado que las mujeres ahora debían comprometerse a un hombre, sin tener la más mínima posibilidad de conocer a otro, y además sin ninguna seguridad de que el matrimonio se concretaría, se comenzó a utilizar el recurso de un anillo de diamantes, donde el novio en señal de promesa (y seguridad algo sexista…) le regalaría a la novia una joya de valor, para que en el caso de que no se llevara a cabo el compromiso, ella pudiera empeñar como seguro.